De la autosuficiencia a la salud emocional

Nos encontramos ante un punto de inflexión, donde tenemos a nuestro alcance tomar la responsabilidad de atender lo que nos pasa por dentro.

Después de estos años, en que nuestra rutina se ha visto interrumpida, nuestro día a día limitado y nos hemos visto obligados a dejar de funcionar con el automático, algunos hemos hecho un cambio internamente. Hemos tenido que parar y bajar del tren frenético donde el HACER era la tónica constante, y de repente nos hemos encontrado con el SENTIR, sentirnos a nosotros y nuestras vidas.

Algunos han descubierto tesoros en los pequeños detalles del día a día, para otros ha resultado ser una oportunidad para probar cosas nuevas, y para la gran mayoría, esta parada en el camino nos ha conectado con emociones que latían con fuerza, algunas de ellas desagradables, y que íbamos guardando en un cajón.

Nos encontramos ante un punto de inflexión, donde tenemos a nuestro alcance tomar la responsabilidad de atender lo que nos pasa por dentro. No es tarea fácil, sino ya lo habríamos hecho antes. Así que, lo que resulta de vital importancia es preguntarnos ¿QUÉ ES LO QUE NOS ESTÁ DETENIENDO EN ESTE COMPROMISO CON NUESTRA SALUD EMOCIONAL?

Uno de los principales motivos que nos detiene en este crecimiento es el pensamiento que debemos hacerlo SOLOS, la idea de que no debemos necesitar ayuda externa, ya sea de un familiar, amigo, pareja o profesional. Creemos que, si lo hacemos, no somos lo suficientemente válidos y dependemos de los demás, lo que nos lleva a ser supermans y superwomans, que pueden siempre con todo, con el malestar y el agotamiento que esto conlleva. En resumen, nos asusta mostrarnos VULNERABLES.

Otro motivo es el miedo a MOLESTAR, a interrumpir el día de la persona con la que me gustaría hablar, a serle una carga. Si lo vemos con perspectiva, este pensamiento no se ajusta a la persona a la que queremos recurrir, seguramente nos haya dicho ya que es un gusto para ella escucharnos, que está disponible. ¿Entonces? Molestar se ajusta a alguien del pasado que no estuvo presente del modo en que necesitábamos. De modo que aprendo a NO PEDIR y a gestionar mis emociones solo, y por lo tanto, volvemos al primer motivo.

Hay más motivos por los que decidimos ser autosuficientes emocionalmente (o en palabras más llanas: dejarnos solos), pero la cuestión no es el por qué, sino el Y AHORA QUÉ. ¿Quieres seguir así? Si es que sí, adelante, ningún problema. Pero si te queda pequeño ese traje y quieres probar algo nuevo, te doy todo mi apoyo.

Si estás dispuesto a dar el gran primer paso y unirte a la revolución consciente y responsable, me gustaría desvelarte que este cambio personal (y en consecuencia en la comunidad) empieza por reconocer nuestra vulnerabilidad, lo que para mí es un acto de valentía: compartir lo que nos asusta, permitirnos emocionar con el otro, delegar antes de no poder más, escucharnos unos a otros sin dejarnos solos… en definitiva, vivir desde una mirada más amorosa hacia nosotros mismos para construir relaciones más sanas y auténticas.

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